miércoles, 19 de diciembre de 2012

Biografía de Melchor


Melchorus Pompeyus, nace a la temprana edad de -47 años, con un peso estimado de 8000 dracmas y medio, a una temperatura corporal de 500 grados Celsius. Se cría en el seno de una familia de clase media acomodada en el viejo Cádiz del siglo 21 a. P. (antes de Pertur) (1).

Desde los 5 años es ya considerado un viejo lobo de mar, y aprovecha sus habilidades náuticas para la nada recomendable actividad del contrabando. Su fama como traficante de drogas duras de la época (chapas mascadas sobre todo) le acarrea el sobrenombre de “El Rey de los Camellos”. Dicho mote, derivará en el pánico total y absoluto que Melchorus desarrolla hacia esos animales y un amor encarnizado hacía la realeza, de la que a partir de entonces formará parte.

Cuando Melchorus cuenta con la nada desdeñable edad de 13 años y 2 meses su familia decide abandonar Cádiz (2), para mudarse a la mucho más calurosa en verano ciudad de Bagdad (3). Lejos de los barcos y hastiado por el hastío, Melchorus comienza su meteórica carrera como Astrologo jefe en el departamento de Astronomía Astrológica de la universidad Inpública de Karkh. Su pasión por las estrellas deriva en una obsesión compulsiva por la observación celeste que le lleva a encerrarse en su habitación con su telescopio durante 50 años (las fuentes oficiales afirman no estar en condiciones de establecer qué es lo que pasó entre Melchorus y su telescopio durante esos años).

Con 74 años, y sin saber más de la vida que la lechuga engorda más que la carne, Melchorus sigue a una estrella fugaz con una forma que su biógrafo oficial, un servidor, no se atreve a describir. Los achaques de la edad y la eterna travesía que el seguimiento de la estrella suponía empuja a Melchor al padecimiento de una terrible jaqueca en absoluto asociada a las ingentes cantidades de alcohol que el señor Pompeyus ingería.

Debido a esta dolencia es hospitalizado en la ciudad de Ramadán, o algo así que debe haber por allí. En ese hospital conoce a un politoxicómano barbilampiño llamado Gaspart, y a un semidios bañado por el sol llamado Baltasar. Aparte de enfermedades incurables los tres comparten la misma obsesión: la persecución de la estrella con forma indescriptible.

Un año más tarde, la estrella se detiene y los tres llegan a su destino. Las paupérrimas indicaciones del iGPS que Baltasar había mangado en una tienducha de un bazar, llevan a los tres locos a un pequeño portal en el que la, seguramente, mujer más atractiva de la época cuidaba de un pequeño a una nariz pegado. Tras un malentendido en el que alguien (nadie se atreve a decir quién) queda desfigurado para siempre, por fin llegan a su destino y le ofrecen a otro chavalín que encuentra las sobras de las sustancias tóxicas que los tres llevaban consumiendo durante todo el viaje: polvos de oro, incienso aspirado y mirra líquida.

Melchorus comienza a envejecer sin fin hasta que lo hace tanto que da la vuelta y 33 año después tiene 40. Despistado por su propio cuerpo decide alistarse en el ejército romano en el que podría poner a prueba sus dotes como multitud. Obviamente esto no sucede y su brillantez como persona que no hace nada le asegura un rápido ascenso hasta el cargo de centurión.

Actualmente, el Centurión Pompeyus posee una granja de nutrias salvajes domesticadas, que los nobles romanos utilizan usualmente en sus bacanales, lo que le procura unos ingresos extra que le hacen ser el Bill Gates del siglo 21 a. C. (antes de Cello).

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1 Fuente @pontifex
2 Fuente @pontifex
3 @pontifex discute la veracidad de esta afirmación.

2 comentarios:

  1. la mujer más atractiva de la época.

    Se te olvida decir que en el momento de la adoración queda prendado de ella y 33 años después sigue frecuentando su casa!

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